No se puede describir con palabras el eterno sentimiento sin
nombre, sin sentido. “Llama mortal”, dijo el poeta. “Recuerdo de luz”, dijo el
poeta. “Voz misteriosa”, dijo el poeta.
Pero, ¿qué es el poeta, sino un hombre que malgasta su vida
en intentar atrapar lo incorpóreo, en intentar comprender lo que sólo el
corazón alcanza a vislumbrar? Valiente e intrépido ladrón que roba las palabras
al corazón mismo sin lograr en absoluto acercarse a la más débil verdad del
eterno sentimiento sin nombre, sin sentido.
Reside en el lugar del que proviene la risa. Provoca dolor
justo entre el pulmón y el corazón. Se respira por la piel, se saborea con los
ojos, se siente con los labios, se conquista con la voz. Te atrapa y te
envuelve con sus dulces palabras, y te vuelve loco hasta el punto de cometer
locuras. Llega como una ola, intenso, cálido, inmenso, imparable,… e
inevitable. No lo controlas, te controla. Es un oscuro manto teñido de
estrellas blancas, pequeñas y luminosas que parpadean sin descanso, como el
palpitante latido de un corazón sano.
Pero no te creas nada de lo que acabas de leer, pues es éste
el eterno sentimiento sin nombre, sin sentido.
Y lo que no tiene nombre, no se puede describir con
palabras.
Y aunque no tiene sentido, es sentido.
Y hay que sentirlo.
1 comentario:
Sinceramente, me ha encantado :)
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